Aquí tienes una pequeña meditación para equilibrarte:
Cierra ahora los ojos, respira suavemente, a tu ritmo, coge aire con el abdomen primero y luego con el torax, sin forzar. Siente cómo una sensación de tranquilidad y paz nace desde dentro.
Coloca delante de ti, lo ajeno, lo que pertenece a otro lugar, es decir las enfermedades, las penas, las preocupaciones y los miedos acerca de alguna persona.
Todo está delante de ti, a cierta distancia; luego mira más allá, hacia una Luz lejana y hacia algo Infinito. Quédate presa de esa Luz, atraída/o por ella.
Esa Luz te atrae y atrae también en aquella dirección todo lo que has colocado delante de ti. Con cada espiración tuya, todo es aspirado lejos de ti, hacia aquel punto donde encuentra finalmente la tranquilidad.
Y tú sueltas, al fin, todo lo que ya no te sirve. Despídelo dando las gracias por las enseñanzas que te han aportado y vuelve poco a poco a sentirte en tu cuerpo.
Gracias - Namasté.